lunes, 10 de octubre de 2011

Pacificamente en el Pacífico

Pues esto era una vez una mujer que se fue a Santa Monica con una amiga japonesa y se lo pasó tan bien tan bien que quiero volver. Ese es el resumen, para quien quiera detalles que siga leyendo. Pues ayer fuí a recoger a mi amiga Japonesa, y como no digo los nombres de nadie en mi blog, a partir de ahora la llamaré Japonesa. Pues Japonesa todavía no sabe moverse por la city, así que la recogí cerca de su casa y las dos juntitas nos fuimos hasta Santa Mónica. Lo primero que hicimos fue pasear por la zona de compras, que es la Tercera Street. Y la verdad es que me gustó, no por las tiendas, que también, pero no solo de tiendas vive el hombre. Los músicos en la calle hacen lo suyo, esa mezcla de música del trompetista al guitarrista, pues es curioso y agradable. Entramos en Forever 21 y arrasmos, bueno, no tanto, pero bueno, hicimos algunas comprillas. Luego, Japonesa y yo estabamos super hambrientas y fuimos a comer, y os voy a dar otro dato curioso, desde que estoy aquí, o sea unas dos semanas, no he ido a un restaurante grasiento de grasientas hamburguesas y grasienta comida, he ido a sitios de hamburguesas, pues sí, pero son sitios sanos, donde se acompaña la comida con ensaladas o sopas de verduras, por lo que me pregunto, es un mito falso lo de los restaurantes grasientos, o es que estoy de suerte? a lo mejor es que estoy en Los Ángeles y aquí la cosa es diferente, séa como sea, comimos en un sitio, que de puro sano no sirven Cola Ligth, si no que bebí una limonada casera, porque todo TODO era orgánico, hasta las camisetas de las camareras... me pregunto si el papel higiénico también estaba hecho de vete tu a saber que movida orgánica, como estiercol de cabra...Es una duda mía Después de comer fuimos a la playa, porque ese era MI objetivo de la excursión en Santa Mónica, junto al encontrarnos con Danesa, otra Aupair que conocí en Nueva York, pero no tenía el dia libre. Bueno, a lo que iba, yo quería playa, y Japonesa pues como que no tanto, y es que no sabía yo una cosa, y es que a los japoneses, incluida Japonesa, odian el sol, no les gusta tomar el sol o incluso ponerse un poquito morenos... Por lo que ella no tenía demasiadas ganas pero bueno, le dije que solo estaré en LA por unas semanas más, así que fuimos a la playa, que es como una carrera de obstaculos, escaleras, escaleras, un puente sobre la autopista, escaleras, parking, carril bici y trescientos kilómetros de arena ardiendo bajo mis pies, y trescientos quiere decir que andamos como quince minutos hasta llegar al agua. Una vez allí, pues me arremangué los pantalones hasta donde pude y me fui a mojar los pies, y me los mojé, salté, me salpiqué y disfruté, y luego me quedé un rato tranquila mirando al Pacífico, y pensé en esta entrada del blog, en PACIFICAMENTE EN EL PACÍFICO, o PACÍFICA EN EL PACÍFICO. Luego estuvimos un rato sentadas en la arena, cotilleando a unos amantes latinos cuya señorita tenía un marido esperando en casa mientras ella se rebozaba con el latin lover de turno. Fue un rato agradable. Lo malo estaba por llegar. La arena quemaba más aún a la vuelta. Las escaleras crecieron en ese rato, y subirlas fue como llegar al Everest. Así que nos fuimos de paseo hasta el centro comercial Santa Mónica Place y nos pedimos un heladito. He de decir que el helado, a parte de caro estaba tremendamente delicioso, sabía a fresas de verdad, de hecho tenía pepitas de fresa, mmmm deliciosisisimo. Luego fuimos a varias tiendas y en una me compré un par de gorros para el invierno, uno es un conejo con orejas incluido, y el otro es un panda, son super cute. Y si no encuentro nada para Halloween, pues siempre me queda vestirme de negro y ponerme el gorro de panda. Después de compras variadas volvimos a Bervely Hills, donde comí una muy buena lasaña. ¿quereis saber lo bueno? nos pusieron pan recien hecho para acompañar, y fue entonces cuando me di cuenta de que echaba de menos comer con pan, que llevaba dos semanas sin comer con pan, y no es que yo sea muy panera, pero joer, basta no tenerlo como para extrañarlo, así que cuando me de la Morriña me voy allí, es en Roberson Boulevar, un sitio llamado Al Gelato, por lo visto los helados estar muy buenos, pero no podía más, despues de la super cena de lasaña ya me fui a casa, donde descansé como una bendita, pues a todo esto andamos, andamos y andamos. He de decir que fue un gran día en la playa, con compras y un gran cena, sin duda estoy disfruntando de esta aventura. Besos rojos para todos vosotros. Espero seguir escribiendo a este ritmo. Sos quiero

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